"Dicen que inventamos la música de fusión, pero yo no sé qué mierda es eso (...) Y también dicen que con Cream fuimos los padres del havy metal: deberíamos haber abortado" (Peter Edward "Ginger" Baker, baterista de uno de los tríos más grandiosos de la historia del rock)
El problema no es que los
estereotipos sean falsos, el problema es que son incompletos. Yo a veces,
seguramente más veces de las que querría, me comporto como un cobarde. Otras
veces me porto como un estúpido... En ocasiones soy una combinación de estúpido
y cobarde casi en partes iguales. A ustedes posiblemente les pase algo
parecido. No hay que confundir a los estúpidos con los tontos, con las personas
de pocas luces intelectuales: los bobos pueden ser también estúpidos, pero su
escasa brillantez les quita la mayor parte del peligro. Lo alarmante es que
incluso un destacado economista, un gran profesional o un abogado exitoso
pueden ser terriblemente estúpidos. La estupidez es una categoría moral, no una
calificación intelectual. Un tipo que le patea la cabeza a un joven carterista,
o supuesto carterista, que está tirado en el suelo, tal vez sin siquiera haber
presenciado el hecho, porque "se enteró" o "le dijeron" que
se trata de "un chorro", se comporta como un cobarde y un estúpido.
De más está decir que el ladrón que cree que un objeto es más valioso que la
vida humana, porque entre otras cosas confunde ser con tener, se comporta como
un cobarde y como un estúpido. Sé que la explicación es un poco más compleja,
pero hoy tenía ganas de decir esto. Hipócritas lectores, mis semejantes, mis
hermanos, ustedes y yo podemos llegar a ser "linchadores" en potencia, porque la estupidez está acechándonos a la vuelta de la esquina.
Aquí, dos motociclistas recibieron una golpiza tras ser confundidos con ladrones.
Aquí, intentaron linchar a un pibe en Palermo. Los ejemplos podrían multiplicarse.
Aquí, dos motociclistas recibieron una golpiza tras ser confundidos con ladrones.
Aquí, intentaron linchar a un pibe en Palermo. Los ejemplos podrían multiplicarse.
Otra cosa distinta,
que sí me parece bien, es cuando los vecinos se organizan entre ellos para
protegerse, trabajando en comunión y comunicación con la policía. Esa sí es una conducta cívica: se
juntan, se organizan, discuten entre sí, etc. Eso es acción, no reacción. Además, desconocer el rol de los policías que bajo una estructura mafiosa
obligan a robar a muchos pibes de barrios carenciados, liberando la zona, y
pretender que haciendo catarsis con un pendejo que está tirado en el piso están luchando contra la inseguridad, es no entender un carajo. En Rosario, el gran
problema es, entre otras cosas, la falta de conducción política, el dejar que
la policía se autogobierne. Hay policías que participan activamente del negocio
del narcotráfico, la trata de blancas, el juego. Si alguno piensa que salir a
linchar en masa soluciona algo, no entiende un carajo.
No estoy queriendo sugerir que el kirchnerismo o el macrismo o la clase política no tenga responsabilidades: lo de Rosario era sólo un ejemplo. La política de seguridad de Scioli me parece muy mala. Aquí, aquí y aquí, Marcelo Saín aporta elementos para enriquecer la discusión.