miércoles, 31 de julio de 2019

EL NEOLIBERALISMO EXPLICADO DE MANERA SENCILLA

No es inusual escuchar que, luego de una separación amorosa, alguien se queje amargamente diciendo: “pensar que había invertido un montón en esa relación”. La pregunta que a uno le surge es, ¿y por qué deberíamos naturalizar el hecho de que la vida sea una suerte de incesante inversión en uno mismo? Las frases de este estilo, cuyo tenor podríamos multiplicar ad infinitum, son parte de cierto “sentido común neoliberal”.  Ahora bien, ¿qué es el neoliberalismo?

Es cierto que el término “neoliberal/neoliberalismo” se suele usar más como un adjetivo (des)calificativo o un insulto aplicado a cualquier cosa que como un concepto que tiene un origen histórico determinado y un sentido preciso. Ese uso vago y difuso ha obrado como una suerte de excusa de la derecha para decir que el neoliberalismo es una invención de la izquierda. Ahora bien, que la palabra “fascista” o “facho” se use como un insulto indiferenciado, ¿implica que el fascismo no haya tenido existencia histórica real o sea imposible de definir? Pues bien, lo mismo ocurre a mi juicio con el concepto de “neoliberalismo”.

Los neoliberales, a diferencia de los liberales clásicos del siglo pasado, dan prioridad a las libertades económicas sobre las libertades políticas. La cuestión es que cuando la sociedad le da prioridad a las libertades políticas: el derecho a la libre expresión, el derecho al voto universal, el derecho a la educación, etc., tarde o temprano termina exigiendo la conformación de un estado social, de un estado de bienestar, de instituciones que garanticen el ejercicio efectivo de estos derechos: la conformación de una ciudadanía autónoma, informada, libre, que pueda expresarse y votar de modo responsable, cosa que evidentemente debe hacerse con el estómago lleno y los nutrientes necesarios en el organismo. Por eso los neoliberales invierten la importancia de los derechos sociales y subordinan todo a una idea determinada de “libertad económica”.

Más adelante, en una nueva entrada, voy a hacer un recorrido histórico del concepto. Por el momento me basta recordar que el neoliberalismo no es exclusivamente una política económica que propugna el retraimiento de la esfera pública y su subordinación a la esfera privada, sino que también es una antropología, una concepción de la naturaleza humana, del Estado, del derecho, de la educación… El neoliberalismo es una forma de vida que nos impulsa a ser empresarios de nosotros mismos, vivir la vida como una competencia incesante con los demás: esa lógica hace que los seres humanos nunca nos sintamos “pobres” sino “perdedores”. Los ricos no son "enriquecidos" sino "exitosos". 

Como diría el economista Joseph Stiglitz, la característica principal del modelo neoliberal ha sido convencerse y convencernos de que “no existe alternativa”; el "there is no alternative" de Margaret Tatcher. El discurso neoliberal ha tejido una red tan tupida que nos impide ver la luz.

En lo personal comparto la visión de economistas como Joseph Stiglitz en cuanto a la necesidad de reconocer y entender que el mercado no va a resolver por sí mismo ni la creciente desigualdad, ni la inestabilidad financiera o la degradación ambiental; por tanto, los gobiernos y la sociedad civil tienen la obligación de esforzarse por idear políticas que puedan limitar a los mercados a través de regulaciones ambientales, de salud, de seguridad ocupacional, entre otras.

El “mercado capitalista” no puede mistificarse como si fuera una creación divina, sino que debe estar subordinado a los controles democráticos.

Pongamos el ejemplo de un economista “neoliberal” como Miguel Boggiano, justificando el advenimiento del desastre de 2001: el tipo pone en palabras descarnadas lo que piensan, con matices, algunos miembros del macrismo. Lo que postulan personas como Boggiano es que el Estado se tiene que retirar para generar una especie de darwinismo social que haga que prevalezcan “los fuertes” y se jodan “los débiles”, los que no son “competitivos”. Desde mi perspectiva, el Estado debe intervenir porque si uno deja todo en manos del mercado capitalista, se genera concentración y exclusión. Si el Estado no interviene asistiendo a las Pymes, atendiendo a los jubilados, implementando mecanismos de redistribución de la riqueza, se genera violencia y caos social.

La crisis de 2001, que Boggiano justifica, generó más de 30 muertos por represión policial, pobreza, personas que recorrían las calles revolviendo la basura, desocupados. No es que Boggiano sea un canalla, sino que realmente cree en algo que varios neoliberales denominan “destrucción creativa”: se piensa que para que exista competitividad e innovación, hay personas que literalmente tienen que morir, desaparecer, o en todo caso “reconvertirse”. Al decir de Esteban Bullrich: "hay que crear argentinos capaces de vivir en la incertidumbre y disfrutarla".

Yo creo en la existencia virtuosa de premios y castigos, en el esfuerzo, en cultivarse a uno mismo, en mejorar, en enriquecerse intelectualmente. Tampoco considero que uno deba ser un asceta o un monje: soy bastante hedonista, prefiero un buen vino a un vino malo, una comida bien hecha a conformarse con las sobras. Ahora bien, si te habla de “emprendedurismo” o “meritocracia” un grupo de funcionarios que heredaron su fortuna –Macri, Rodríguez Larreta, los Bullrich, los Peña Brown- es entre cínico y ridículo. NADIE PUEDE REALIZARSE PERSONALMENTE EN UNA COMUNIDAD QUE NO SE REALIZA.

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