Nos resulta sencillo ejercer la amabilidad y el respeto con una mujer hermosa, con una figura de poder o con
alguien que tiene una personalidad carismática y agradable. Sin embargo, cuidar
al otro por encima de uno mismo, ser generosos con las personas más débiles y desamparadas
es la cara más impresionante del amor. El amor lleno de generosidad y entrega
que tiene mi vieja (y obviamente también mi viejo) por mi hermana Jimena, uno de los seres más débiles y
necesitados que existen, es uno de los rasgos de su personalidad que yo más
admiro, y eso que mi vieja está llena de rasgos admirables.
Mi vieja ahora está jubilada, pero antes
trabajaba como enfermera en el Pami. ¿Qué quiere decir esto? Significa
simplemente que cuando no cuidaba a alguno de sus cuatro hijos, pasaba buena parte de su
tiempo curando y cuidando ancianos. ¿Cómo quieren que yo admire de modo
acrítico el elitismo aristocrático de Nietzsche y su desprecio por lo que denomina la "moral
del esclavo”? No quiere decir que no me parezca sumamente enriquecedor leer las
críticas de Nietzsche al platonismo y al cristianismo, simplemente digo que prefiero
no tomarme sus palabras demasiado en serio.
Hay un texto muy lindo de Fabián
Casas, un escritor que yo estimo mucho -sin importarme un cuerno que sea un
gran escritor o un “vende humo”, como dice uno de mis mejores amigos- ; que se titula Lovely Rita. El título del artículo alude no sólo al tema de los
Beatles, sino a la perra border collie del autor:
“Todos los problemas surgen cuando
uno tiene que abandonar su habitación, escribió Pascal. En Japón algunos
adolescentes tomaron esto al pie de la letra y se encerraron en sus cuartos
rodeados por la computadora, libros, cómics y otros objetos personales. Cierran
su habitación con llave y vegetan como un malvón artificial. A estos fóbicos se
los llama Hikikomori. Sin llegar a estos extremos, yo formé parte de un grupo
social que –aun relacionándose intensamente- tenía algo de estar encerrado. Son
los hombres y mujeres de más de 40 años que, como diría Dante, se encuentran en
el medio del camino de la vida y cuyo eje principal de la existencia es
satisfacer los intereses ‘artísticos’ que, a veces, no se diferencian de los de
puro consumo. Porque es este tipo social un depredador letal de discos, libros,
conciertos, fiestas, películas y restaurants. La mayoría de mis hermanos
hikikomoris son críticos de rock o de cine”.
Me identifico parcialmente con lo
que dice Casas: a mí también me gusta mucho leer, escribir y “consumir arte”.
De más está decir que se trata de una relación que muchas veces es puro egoísmo solipsista y “onanismo intelectual”. Por eso me gustó cuando Casas habla del amor que
tiene por su perra:
“Uno de los actos supremos de humildad
que tuve que hacer ni bien empecé a salir a la calle con Rita, fue levantar su
caca. Con cuatro años de levantar la caca de Rita en las calles y parques,
estuve preparado para limpiar los pañales de mi hija”.
Y más adelante agrega que “una
enseñanza evidente que me da mi relación con Rita es que cuando menos piense uno
en sí mismo, cuanto más te ocupes de los demás, más feliz sos. La felicidad es
la ausencia de pensamientos utilitarios sobre el ego que todo lo quiere”.
Parafraseando algo que dijo, si mal
no recuerdo, Dostoievski, podríamos afirmar que el grado de civilización de una
sociedad puede verse en cómo trata a sus enfermos, en cómo trata a sus
ancianos, en cómo trata a sus niños y en cómo viven los presos en sus cárceles.
¿Cómo son nuestras cárceles? Lo más parecido a un campo de concentración en
democracia.
En fin, mientras leía nuevamente
este artículo de Casas, pensaba en ese joven rugbier al que se le dio por
empujar a un indigente bajo la mirada risueña de sus amigos. ¿En qué tipo de
sociedad estamos viviendo como para que alguien haga una cosa semejante?
The answer, my friend, is blowing in the wind.
¡Sean felices!
Rodrigo
Te bauticé porque sos Maradona posteando, my friend.
ResponderBorrarHay un fenómeno muy poco tratado o estudiado por parte por antropólogos, sicólogos sociales y mecánicos en general: el amuchamiento, que es parecido al hacinamiento, pero con vicios de diferente origen.
El hacinamiento produce roces precoces, procaces, promiscuidad. El amuchamiento es el fenómeno que en donde grupos de personas (no hace falta que estén agrupadas) maman los vicios del hacinamiento por otros medios, imitación por exaltación de valores negativos sumado al síndrome del harem.
Los pibes de marras no hacen mas que seguir la pulsión con la que fueron alimentados, hacerse los vivos con los débiles y ser sumiso ante el poderosos. Como el contrato social que sufrimos.
Nota:
Síndrome del harem se refiere a la potencia del custodio del harem, el eunuco, que recobra su potencia haciendo sentir impotentes a los demás.
¡Salú!
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