jueves, 2 de abril de 2020

DIGRESIONES EN DÍAS DE CUARENTENA: CUANDO EL FEMINISMO SE CONVIERTE EN UNA EXCUSA PARA EJERCER LA PEREZA MENTAL SE PEGA UN TIRO EN EL PIE

Alguna vez habíamos escrito -parafraseando al amigo Goethe- que pensar adecuadamente es difícil, actuar es más difícil y actuar siguiendo el pensamiento propio es lo más difícil del mundo. ¿Qué quiero decir con esto? Sencillamente que actuar requiere coraje y fuerza de voluntad, que pensar requiere también coraje y fuerza de voluntad; ¡y ni que decir lo difícil que puede ser armonizar pensamiento y acción! 

Lo más cómodo es unirse a una "tribu", repetir consignas como un loro y evitar contradecir los prejuicios de la manada. La labor intelectual no consiste tanto en reforzar las convicciones del espectro ideológico elegido y batallar contra los adversarios políticos o demonizarlos, sino principalmente en inquietar las convicciones pétreas de quienes están en nuestro propio campo. Eso no quita que no sea importante luchar honestamente con un adversario político o ideológico o con aquellos discursos antagónicos a una idea de comunidad, de justicia social o de solidaridad entre los pueblos.


No es necesario que me recuerden que mi intención de polemizar o de problematizar mis propias prácticas no asegura ningún resultado, dado que lo más probable es que todo esto que voy a escribir no produzca entre mis lectores potenciales otra cosa que indiferencia y tedio. Sin embargo, como por estos días no tengo nada mejor que hacer, me arriesgo a la indiferencia absoluta. Ahí va... 

El ser humano VE interpretaciones todo el tiempo, porque nuestra visión de la realidad está atravesada por emociones. Cada razonamiento es antes un sentimiento. Hagan la experiencia de mirar un partido River  vs Boca con un fanático de cada equipo y comprobarán que cada uno MIRA un partido diferente, por más que luego puedan razonar las imágenes una vez que el partido termina. Digamos que la razón, demasiadas veces, termina siendo la justificación de una emoción previa.

Hace un tiempo, allá por el año I A.C. -antes de la cuarentena- un amigo me contaba, acodado en la barra y clavándose una birra, que yendo en moto a una velocidad respetable se le cruzó en rojo una chica que iba caminando como si la Avenida 9 de Julio le perteneciera. Por suerte mi amigo maneja muy bien y su moto tiene muy buenos frenos, porque de lo contrario ambos hubieran terminado gravemente heridos o incluso muertos. Mi amigo no pudo evitar reprocharle, en un tono enfático: "flaca, ¿vos sos pelotuda? ¡Fijáte por dónde cruzas, casi nos matamos!".

La respuesta de la chica fue ridícula, porque salió con "bajá el tonito" o "¿qué te creés, que un hombre me va a decir lo que tengo que hacer" y bla bla bla. Mi amigo, entendiendo que la mina era impermeable a cualquier tipo de intercambio lingüístico, optó sabiamente por irse.

Es evidente que la situación hubiera sido diferente si mi amigo le hubiese gritado: "¡pelotuda, mujer tenías que ser!" o algún improperio misógino por el estilo. Hacer catarsis por haber estado a punto de morir gracias a la distracción ajena no es un actitud machista sino una acción perfectamente explicable desde la claridad mental más meridiana. Si no entendemos eso no entendemos un carajo.

Lo que trato de decir es que muchas veces los discursos feministas o los debates sobre "el patriarcado" terminan por volverse una suerte de chivo expiatorio para ejercer el fanatismo y la pereza mental. En otras palabras, que les chiques a veces se pasan de rosca.

El psicoanálisis demuestra que no debemos esencializar las cuestiones de género, a riesgo de volverlas prejuicios que nos impidan escuchar razones. ¿Qué es una esencia? Digamos que es sencillo definir o "esencializar" un concepto en términos geométricos o matemáticos. Basta con dar una definición tipo "el triángulo es una figura de tres lados cuyos ángulos interiores suman 180 grados" y ya está. Dada esa definición, a menos que seamos muy pelotudos o estemos recontra alienados, jamás vamos a confundir un triángulo con la figura de Luis Majul. Esa idea de esencias eternas, hija de la abstracción matemática, estaba presente en la filosofía platónica: siguiendo este razonamiento, un discípulo de Platón podrá decir que un triángulo es isósceles, equilátero o escaleno, pero jamás se le ocurriría predicar que es "malvado". 

Las relaciones entre hombres y mujeres, para centrarnos en el paradigma heterosexual, no pueden definirse de una vez y para siempre, sino que están llenas de fantasmas, miedos, prejuicios, tanto propios como ajenos. Y más allá de que existan condicionamientos históricos en la manera que cada uno tiene de relacionarse consigo mismo y con los demás, esos miedos e inseguridades VAN A EXISTIR SIEMPRE, porque se trata de afectaciones típicas de la condición humana. ¡No se puede reducir mecánicamente cada acto afectivo entre el hombre y la mujer a la cuestión del patriarcado o del machismo!

Si uno mismo no es transparente para sí mismo, ni piensa lo mismo que pensaba hace diez minutos: ¿cómo carajo creen que los actos de les otres pueden volverse transparentes o explicarse satisfactoriamente mediante un concepto tan escurridizo como "patriarcado"? 

"Se supone que el otro no es transparente porque es mentiroso. Yo no digo que no haya gente mentirosa pero el movimiento es inverso: es suponer que el otro no hace lo que vos esperás que haga pudiendo hacerlo. 'No le costaba nada llamarme'. Bueno, parece que sí le costaba". (A. Kohan dixit, desde ahora A.K.). En estas exigencias de reciprocidad nunca admitimos que el otro puede tener sus propias necesidades, sus propios miedos, sus propias neurosis.

Oh mujer que lees este post: si el tipo te clava el visto no necesariamente implica que sea un machito heteropatriarcal. ¿No se te ocurre pensar que las razones son muchas o es una sola? ¡Tal vez no le interesas, o no le interesas lo suficiente! Tener una relación es estar sujeto constantemente a malentendidos, a desencuentros, a interpretaciones diversas acerca de un mismo hecho, a imposibilidades de complementación.

¿Cuál es la diferencia principal entre un "viejo verde" y un "galán maduro"? ¿Que uno es heteropatriarcal y otro está "deconstruido"? ¡No! La diferencia principal es que UNO TE GUSTA y EL OTRO NO TE GUSTA. 

El patriarcado no es cualquier pelotudez que no te guste en la actitud de un hombre. El patriarcado o el machismo sería, entre otras cosas, suponer que una mujer es sumisa o es pasiva o no puede decirte, en el contexto de un boliche, "¡no me jodas flaco, estoy con mis amigas y quiero bailar con ellas!". Ahora bien, estar enganchado o interesado o incluso enamorado de alguien es interpretar cada acción y cada gesto al infinito. 

"Porque la pregunta es por qué seguís esperando a alguien que te clavó el visto. ¿Por qué empezás a hacer capturas de pantalla y mandárselas al comité de tus amigas? Tres noches seguidas tratando de escrutar, haciendo una hermenéutica del chat, de los emojis del pibe. Si a todo le ponemos el nombre patriarcado, no pensamos más nada. 'Listo, es el patriarcado, no soy yo que me quedo enganchada con un tipo que no me contesta los llamados, que lo estoy persiguiendo'". (A.K.)

En síntesis, me arriesgo a decir que hay dos peligros de igual valor pero de signo contrario: la sacralización y la banalización del concepto "patriarcado".

Cuando un concepto está sacralizado sólo nos recuerda a sí mismo, sin servir de lección para las prácticas del presente; mientras que cuando está trivializado, nos hace pensar en todo y en cualquier cosa. Ejemplo: si yo considero que Maradona es Dios, no admito compararlo con ningún otro jugador de fútbol que haya existido sobre la tierra (sacralización); en tanto que si considero que Messi o el lateral de Atlético Campana son técnicamente semejantes desde lo futbolístico, no entiendo nada y estoy trivializando el concepto que tengo de lo que significa la excelencia en el deporte.

En la investigación histórica, por caso, la trivialización o banalización es un peligro del que hay que cuidarse. Si al estudiar la historia europea del siglo pasado utilizamos el término “nazi” como sinónimo de canalla, más como adjetivo que como sustantivo, toda lección de lo que aconteció en lugares como Auschwitz se ha perdido. Hitler mismo termina por volverse un personaje que está en todas las salsas y ensaladas, y a cada momento aparecerán nuevos hitleres.

Siguiendo con la reflexión sobre los comentarios personales, recuerdo que una vez una amiga me decía hace varios meses: "¡qué bueno que los chiques de hoy en día estén mucho más deconstruidos y no tengan los prejuicios que tenemos nosotres". Yo asentí, dándole la razón, pero después me quedé reflexionando.

La verdad es que todo el tiempo veo pendejas y pendejos que en muchos aspectos no saben ni dónde carajo están parados, aunque usen el pañuelo verde o el pañuelo celeste. ¡Y es normal! Creo que la estupidez, el fanatismo, la pereza mental, la bondad y la maldad no distinguen religión, clase social, edad o género. Sencillamente van adoptando diversas formas de acuerdo con cada condicionamiento al que esté sometido el sujeto. Les adolescentes a veces son maravillosos, y a veces son terriblemente egoístas y/o están más perdides que perre en canche de boches. ¿Cómo podría ser de otra manera?



Yo no tengo una formación muy sólida en cuestiones de feminismo o de género, pero no puedo menos que adherir a las intuiciones de la amiga Kohan cuando dice que "el patriarcado no es el varón, es un sistema de opresión, porque incluso hay mujeres patriarcales. Es un error de análisis y por lo tanto de consecuencia. ¿Por qué no incluir a los varones en la lucha por la legalización del aborto? Si son parte. Porque además, lo que yo digo, es que a cualquier mujer, después de decidir, lo que le vendría mejor es que el varón la acompañe. No que la deje sola".

Luego está el problema de la esencialización de las relaciones de poder entre hombres y mujeres:

"Hay una idea a priori que no deja de ser esencialista que es que las mujeres no mentimos y los varones sí. Entonces se ha escrachado a una cantidad de varones que no habían hecho nada, se arruinan sus vidas siendo jóvenes y no tan jóvenes, y yo estoy totalmente en contra de eso. Me parece nocivo, me parece que se arma un estado policial que es contrario a la supuesta emancipación del feminismo. El feminismo tiene que incluir a los varones, primero porque también son víctimas del patriarcado y, segundo, porque la lucha no debe pasar por el género". (A.K.)

Tampoco es cierto que el abuso de poder sea patrimonio de los hombres: ¿cuántos ejemplos conocen de mujeres que abusan de su posición de poder? Cientos de miles. Creo que ahí la cosa está más repartida de lo que muchas feministas están dispuestas a admitir.

Por lo demás, entiendo con Foucault -y en esto Kohan coincide- que el poder no es tanto una "cosa" que se posee o se detenta, sino más bien algo que circula. No hay relaciones humanas que no estén atravesadas por el poder. No hace falta ser alguien vigoroso u ocupar un puesto jerárquico importante. Si definimos al poder como la capacidad de torcer la voluntad del otro en mi propio beneficio, las situaciones donde circula el poder son innumerables:

Ejemplo 1: Cuando se juega un deporte en equipo, el jugador que está física y técnicamente más dotado ejerce mayor poder que el resto de sus compañeros, porque tiene más capacidad para torcer el resultado en su favor. Los compañeros reconocen la legitimidad de su "poder" y suelen pasarle la pelota más seguido que a los demás;

Ejemplo 2: Una mujer de belleza hegemónica, de veintidós años y que está que se explota, se hace pagar tragos gratis para ella y sus amigas porque un "viejo" de cuarenta está embobado con ella. Mientras el tipo hace la fila para traerle un trago, le susurra divertida a sus amigas: "Mirá cómo le estoy haciendo pagar tragos a este viejo pelotudo! ¿Querés un fernet con coca Agostina? ¡La próxima le digo que te traiga!";

Ejemplo 3: Una madre postrada, supongamos que tiene setenta años, ejerce un poder tiránico sobre su hija, aprovechando SU SUPUESTA POSICIÓN DE DEBILIDAD, y convierte su voluntad en una suerte de voluntad divina. La hija, que tiene poco más de cuarenta años, no puede rearmar su vida con otros hombres porque no se puede despegar de esa relación de sumisión con la madre. Dejarla un rato sola la llena de culpa.

Hay otros fragmentos de la entrevista de A.K. que ya pusimos en el posteo anterior que dan para debatir largo y tendido. Sin embargo, como creo que en parte dije algunas cosillas, la seguiremos mañana.

¡Cuídense mucho!

Rodrigo

2 comentarios:

  1. Gracias Rodrigo! Es bueno leerte, ayudas a acomodar los melones propios y a generar interrogantes nuevos en el bocho.

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    1. ¡Muchas gracias! Por suerte o por desgracia para mí mis amigas no leen lo que escribo. Básicamente les chupa un ovario leerme, pero si lo hicieran creo que me pelearían varios argumentos. ¡Saludos!

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