Es natural que, de tener la posibilidad de elegir, preferiríamos ser jóvenes, saludables y bellos antes que feos y viejos. Sin embargo, es interesante reflexionar sobre algo que sugiere Voltaire: "Quien no tiene las virtudes de su edad, tendrá que cargar sólo con sus defectos".
En cierto modo, nuestra época favorece la proliferación de pendeviejos que, sin tener los beneficios de la juventud, no parecen haber cultivado ni la experiencia ni la sabiduría.
Uno de los temas que trabajo ahí es el de la relación entre tecnociencia y vejez. Me planteo qué sentido tiene seguir desarrollando tecnología para vivir más años en una sociedad que siente un enorme rechazo por los viejos. Los jóvenes que trabajan en los laboratorios y que convocan al periodismo científico para exponer sus innovaciones no quieren morir... ¡pero tampoco quieren llegar a viejos! ¿Cómo se resuelve esa contradicción? Hay una perversión en alargar la vida y, al mismo tiempo, despreciar a los viejos. Pensemos: ¿adónde puede ir a divertirse una persona mayor? ¿Adónde puede ir sin que le digan "viejo verde" o le critiquen cómo se viste?
La reflexión parece obvia, y en cierto sentido lo es. Se sabe: muchas veces lo que no vemos es, justamente, lo que está delante de nuestras narices.
la solución está en alejarse cada vez más de la biología, o sea, de lo natural---
ResponderBorraranimal anti-natural, cada vez más
y más
El futuro es de los viejos.
ResponderBorrarEntiendo que debe ser un comentario irónico. No se trata de que "el futuro es de los viejos". Hoy en día, la vejez es la etapa más larga de la vida: dura más que la infancia, que la adolescencia y que la juventud. Vivir bajo cierto mandato de juventud eterna no es malo "para los viejos" sino para todos. A todos nos va a llegar ese momento (salvo accidente o suicidio o etc.).
Borrar