“Ser político”, nos dice Savater, “en el sentido auténtico del término, no en el insultante y pueril, es
preferir enmendar errores a linchar culpables. Actualmente, en España, los
debates políticos giran en torno al rechazo abrupto a los gobernantes por
ineficaces o corruptos, la desconfianza en las instituciones a causa de la
crisis económica (…) Pero no siempre queda claro en todas estas cuestiones en
qué consiste el papel de la ciudadanía democrática, que es lo que realmente
está en juego”.
Muchos
años antes, aunque de modo mucho más contundente, Bertolt Brecht nos decía:
El
analfabeto político
El peor analfabeto
es el analfabeto político.
No oye, no habla,
ni participa en los
acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la
vida,
el precio del pan, del pescado,
de la harina,
del alquiler, de los zapatos o
las medicinas
dependen de las decisiones
políticas.
El analfabeto político
es tan burro, que se
enorgullece
e hincha el pecho diciendo
que odia la política.
No sabe, el imbécil, que,
de su ignorancia política
nace la prostituta,
el menor abandonado,
y el peor de todos los
bandidos,
que es el político trapacero,
granuja, corrupto y servil
de las empresas nacionales
y multinacionales.
Bertolt Brecht (1898-1956)
Tal
vez el tono de Brecht nos parezca demasiado enfático, y es posible que sus elecciones
políticas no hayan sido demasiado “sabias”. Sin embargo, creo que al amigo
Brecht no le faltaba razón.
Respecto
de Savater, déjenme decirles que, más allá de su habitual incontinencia verbal,
que lo hace opinar de casi todos los temas que le parecen interesantes sin tal
vez documentarse de manera rigurosa, con lo cual a veces manda fruta o dice gansadas
importantes, me gustó su último libro, Política
de urgencia. Rescato algunas frases que tienen no sólo actualidad en
España, sino también en la Argentina y en América latina:
En
un sistema democrático todos somos políticos en ejercicio, aunque la estructura
institucional haga que unos cuantos sean elegidos para representar a sus
votantes en determinados cargos, transitoriamente. Por decirlo
contundentemente, los que mandan son
nuestros mandados, aquellos a quienes nosotros les hemos mandado mandar. Si
cumplen mal la función para la que fueron designados, tampoco quienes les hemos
elegido nos hemos lucido como políticos. Tendremos que asumir nuestra parte de
culpa, revocar su nombramiento optando por otros o incluso ofrecernos para sustituirlos,
si creemos que podemos hacerlo mejor. (…)
En
democracia, cualquier crítica a los gobernantes es en realidad una autocrítica
de los ciudadanos. Seguramente imprescindible, porque hay muchos mecanismos
institucionales que deberían sufrir transformaciones en vista de su mal
funcionamiento. Pero sin buscar chivos expiatorios en el Parlamento ni la
absolución demagógica del resto de la población”.
¿El
verborrágico Savater nos dice algo tremendamente novedoso? No, pero lo que dice
es lúcido y está escrito de manera sencilla y accesible, y la lucidez combinada
con la claridad expositiva me parece siempre una buena noticia. No importa que a veces nos parezca un poco "fast thinker", desde acá lo bancamos.
Aquí tienen una entrevista con nuestro "héroe", donde dice algunas cosas piolas y algunas pelotudeces triviales sobre el concepto del "populismo" y el movimiento "podemos". Es como si Savater no pudiese pensar nada al margen del "iluminismo" y el "liberalismo". Definir el "populismo" como "la democracia de los ignorantes" es realmente pobre. No es crítica sino descalificación.
¡Sean felices!
Aquí tienen una entrevista con nuestro "héroe", donde dice algunas cosas piolas y algunas pelotudeces triviales sobre el concepto del "populismo" y el movimiento "podemos". Es como si Savater no pudiese pensar nada al margen del "iluminismo" y el "liberalismo". Definir el "populismo" como "la democracia de los ignorantes" es realmente pobre. No es crítica sino descalificación.
¡Sean felices!
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