El orden es aleatorio, y no es ni pretende ser exhaustivo:
“Todas las familias felices se parecen entre sí, las familias desdichadas lo son cada una a su manera”. (Leon Tolstoi, Ana Karenina).
"Call me Ismael". (Herman Melville, Moby Dick, 1851)
“Llega un grito a través del cielo. Ya ha ocurrido otras veces, pero ahora no hay nada con que compararlo” (Thomas Pynchon, El arco iris de gravedad, traducción de Antoni Pigrau). La edición original es de 1973.
“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.” (Vladimir Nabokov, Lolita, Traducción de Francesc Roca). Se publicó originalmente en 1955.
“¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico”. (Julio Cortázar, Rayuela, 1963)
“Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto” (Franz Kafka, La metamorfosis).
“¿Cómo se habían encontrado? Por casualidad, como todo el mundo. ¿Cómo se llamaban? ¡Qué os importa eso! ¿De dónde venían? Del lugar más cercano. ¿A dónde iban? ¡Acaso sabe nadie a dónde va! ¿Qué decían? El amo no decía nada, y Jacques decía que su capitán decía que todo cuanto nos acontece de bueno y de malo aquí abajo está escrito allá arriba, en el cielo”. (Denis de Diderot, Jacques el fatalista, allá por 1771, traducción de María Fortunata Pietro Barral). Creo que la versión original en francés se perdió, y hoy nos llegó la obra gracias a la traducción que hizo Goethe… o eso pasó con El Sobrino de Rameau… No recuerdo bien, si quieren chequearlo chequeelónc. La cosa es que ambas novelas de Diderot son hermosas.
“It was the best of times, it was the worst of times, it was the age of wisdom, it was the age of foolishness, it was the epoch of belief, it was the epoch of incredulity, it was the season of Light, it was the season of Darkness, it was the spring of hope, it was the winter of despair, we had everything before us, we had nothing before us, we were all going direct to heaven, we were all going direct the other way -in short, the period was so far like the present period, that some of its noisiest authorities insisted on its being received, for good or for evil, in the superlative degree of comparison only". (Charles Dickens, A Tale of Two Cities, 1859)
“If you really want to hear about it, the first thing you'll probably want to know is where I was born, and what my lousy childhood was like, and how my parents were occupied and all before they had me, and all that David Copperfield kind of crap, but I don't feel like going into it, if you want to know the truth”. (J. D. Salinger, The Catcher in the Rye, 1951)
"I wish either my father or my mother, or indeed both of them, as they were in duty both equally bound to it, had minded what they were about when they begot me; had they duly considered how much depended upon what they were then doing;that not only the production of a rational Being was concerned in it, but that possibly the happy formation and temperature of his body, perhaps his genius and the very cast of his mind;and, for aught they knew to the contrary, even the fortunes of his whole house might take their turn from the humours and dispositions which were then uppermost:Had they duly weighed and considered all this, and proceeded accordingly,I am verily persuaded I should have made a quite different figure in the world, from that, in which the reader is likely to see me" (Laurence Sterne, Tristram Shandy, 1759 a 1767)
"Una alegre y suave oleada eléctrica silbada por el despertador automático del órgano de ánimos que tenía junto a la cama despertó a Rick Deckard. Sorprendido -siempre le sorprendía encontrarse despierto sin aviso previo-, emergió de la cama, se puso en pie con su pijama multicolor, y se desperezó. En el lecho, su esposa Iran abrió sus ojos grises nada alegres, parpadeó, gimió y volvió a cerrarlos". (Philip Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, 1968, traducción de César Terrón).
Y hay varios más, que pueden agregar ustedes o podría agregar yo mismo más adelante, si por algún milagro me viene un viento de anamnesis involuntaria.
En estos días estoy recuperándome de una gripe que no me deja en paz. Tengo los ojos rojos de tanto leer y mirar la pantalla, y un embole para siete personas. Ah, el de la foto es Herman Melville.
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