El título alude a una frase del poeta portugués Fernando Pessoa. En Sobre la filosofía, una obra de la cual nos han
llegado sólo fragmentos, Aristóteles relata un refinado tormento ideado por los
piratas fenicios: atar al prisionero a un cadáver para que la putrefacción del
último vaya penetrando lenta e inexorablemente en el primero. Esa metáfora
podría trasladarse a la modernidad: sentimos que algo huele mal, pero no
logramos ubicar el cadáver, aunque más no sea para sepultarlo, cremarlo o
deshacernos de él.
Tal
vez estemos destinados a pasar nuestros últimos días en cama, torcidos y
haciendo señas ininteligibles a una enfermera que no nos comprende y tiene
ganas de irse rápido a su casa para no perderse ni un segundo del “Bailando por
un sueño” de turno. El nihilismo actual hace que la decrepitud no tenga sentido.
LA
MUERTE DE DIOS:
El
hombre nihilista es aquel que piensa que el mundo, tal como es, no debería
existir, y que tal como debería ser, no existe. El mito que nos representa ya
no es el de Prometeo, como podría ocurrir con Marx, sino el de Sísifo. Con la
“muerte de Dios” mueren la razón y el sentido. El hombre se convierte en un
azar, o un error de la naturaleza: y no nos referimos solamente a tipos como
Bebe Contempomi, sino a todos los seres humanos. Así, la historia se vuelve,
con Nietzsche, historia de un pequeño astro en el cual unos animales
inteligentes inventaron el conocimiento y la verdad, para descubrir que no
conducían a ninguna parte y morir maldiciéndolos.
En
el siglo XX, las ciencias sociales y la filosofía se llenaron de hipótesis
mortuorias: muerto Dios con Nietzsche, el Hombre con Foucault, la Historia
–Gehlen-, el Sujeto –Blanchot, Derrida- los metarrelatos emancipadores
–Lyotard- la Sociedad Burguesa y la Industria correspondiente –Daniel Bell- ; el fútbol, con Caruso Lombardi y el resultadismo bilardista.
No sé a qué viene todo esto, pero Libertad,
de Mafalda, quería conocer gente simple. ¿Vos sos simple? Felipe, ¿sos simple?
¡Yo quiero conocer gente simple!
Dice Fernando Pessoa (bajo el semi
heterónimo de Bernardo Soares):
"Nací
en un tiempo en el que la mayoría de los jóvenes habían dejado de creer en
Dios, por la misma razón que sus mayores habían creído en Él –sin saber por
qué. Siendo así, y dado que el espíritu humano tiende naturalmente a criticar
porque siente y no porque piensa, la mayoría de esos jóvenes eligió la
Humanidad como sucedáneo de Dios. Pertenezco, sin embargo, a esa especie de
hombres que están siempre al margen de aquello a lo que pertenecen y no ven
sólo la multitud de la que forman parte, sino también los grandes espacios que
hay a sus costados. Por eso, ni abandoné a Dios tan ampliamente como ellos, ni
acepté nunca la Humanidad. Consideré que Dios, si bien improbable, podría ser y
en consecuencia, también ser adorado; pero que la Humanidad, siendo una mera
idea biológica cuyo significado se limita a la especie animal humana, no era
más digna de adoración que cualquier otra especie animal. Este culto de la
humanidad, con sus ritos de Libertad e Igualdad, me pareció siempre una
resurrección de los cultos antiguos, en que los animales eran como dioses, o
los dioses tenían cabezas de animales.
De
tal manera, no sabiendo creer en Dios, y no pudiendo en una suma de animales,
me ubiqué, como alguna otra gente marginal, a esa distancia de todo a la que
vulgarmente se la llama Decadencia. La Decadencia es la pérdida total de
inconsciencia; porque la inconsciencia es el fundamento de la vida. El corazón,
si pudiese pensar, se detendría".
"... y el resultadismo bilardista." No está tan mal el "resultadismo bilardista" juzgando por los resultados: campeón mundial en 1986 y subcampeón en 1990. Y hay que ser un poco caradura para llamar "resultadista" a un equipo integrado por Diego Maradona.
ResponderBorrarEl Diego es quien más alegrías me dio a nivel selección, más allá de que no me gustaba como técnico. Ahora hay que bancar a Messi. Respecto de Bilardo: está dicho medio en broma. Sin embargo, llegar a la final no implica merecerlo. En 1990 dimos pena, pero fuimos pasando. Bilardo logró lo que logró, en gran medida, gracias a Maradona. Hoy en día. aunque no sería capaz de pasar un test preocupacional para entrar a un laburo cualquiera, le dieron un cargo jerárquico en la AFA. Nasocadeló!!
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