Cuando un funcionario público o un "intelectual" serio va a la televisión, debe someterse al fascismo de la estupidez.
"Vas ahí y te gritan, te interrumpen, te dicen que no se te entiende. Es una performance de menoscabo y humillación". (A. Kaufman).
"Explicále a la gente para que te entienda", "traducíle a la gente", "no te entiendo, explicámelo más claro". Karl Kraus: "El secreto de la demagogia es parecer tan tonto como su audiencia, para que esta gente se piense a sí misma tan inteligente como el demagogo".
A los políticos que se hacen respetar, que no se someten al ritual del griterío histérico, no los perdonan. Los injurian. El político debe tener "buen humor", debe ir a Gran Cuñado y reírse con su imitador.
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