viernes, 24 de enero de 2014

DE CUANDO OLIVERIO GIRONDO LE SOPLÓ LA MINA A BORGES

Pocas cosas nos producen un dolor más intenso que llegar a una fiesta del brazo de una amiga de la que estamos enamorados, para terminar viéndola irse del lugar acompañada de un tipo que ya de antes nos caía muy mal. Pues bien, esa tragedia le pasó a Borges: Oliverio Girondo (1891-1967) le quitó el sueño escandinavo que para él encarnaba Norah Lange (1905-1972). 


La anécdota figura en la biografía de Borges escrita por Edwin Williamson, titulada Borges, una vida. El libro está bastante bueno, más allá de que el autor recurre a interpretaciones psicoanalíticas un tanto forzadas.

El encuentro fatídico ocurrió más o menos así: parece ser que allá por 1926 –Borges tendría unos veintilargos- se dio una fiesta en honor al escritor Ricardo Güiraldes en los lagos de Palermo. Su amiga Norah Lange, en  aquellos tiempos, era conocida como la protegida de Borges. Oliverio Girondo era bastante más famoso que Borges, y acababa de llegar de París. En un momento, mientras estaban comiendo, Norah, sin querer, tiró una botella de vino y Girondo, acercándose, le susurró al oído: “Parece que va a correr sangre entre nosotros”.


Según Williamson:


“Norah había llegado a la fiesta con Borges pero se fue con Girondo, y ese simple hecho traería una desdicha singular a la vida de Borges. Perder a Norah con otro hombre ya habría sido un desastre considerable, pero perderla con Girondo justamente era una humillación desesperante”. Borges y Girondo eran enemigos estéticos. En 1932 uno publicaba un libro que conmocionaba a los lectores (“Espantapájaros”), repleto de imágenes osadas, y el otro un pequeño volumen de ensayos muy extraños (“Discusión”) que dejó perplejo a los críticos ya que hablaba de alquimia, magia, especulaciones teológicas y demás temas esotéricos. Temas donde Borges fue a rumiar el descontento después de su derrota amorosa por goleada. Williamson conjetura que Jorge Luis Borges al perder a Norah Lange perdió también su voz poética, ya que después de “Cuaderno San Martín” no volvió a escribir en verso hasta mucho después. Lo cierto es que nosotros sabemos que Borges estaba escribiendo poesía en sus ensayos, en una voz extraña y nueva, pero en ese entonces muy difícil de percibir".


Promediando los años veinte, Borges era un joven feliz y enamorado, y sus poemas estaban escritos en un estilo más barroco, bastante diferente al que cultivaría en su madurez. El evento entre Norah y Oliverio Girondo lo aniquiló.


Como sugiere Fabián Casas:


“Borges pensó en el suicidio de manera persistente. Dramático, hasta llegó a comprar un arma y alquilar una habitación en un hotel para hacer “La Gran Lugones”. Pero no la hizo. Desdichado, la obsesión con Norah Lange fue in crescendo y signando gran parte de su obra. Bioy Casares anotó sorprendido que su amigo estaba obsesionado por igual por “La Divina Comedia” y Norah Lange. En el comienzo del Aleph, la mañana en que muere Beatriz Viterbo está fechada en febrero de 1929, el mismo mes y año en que Norah lo rechazó. Borges sufría pero estaba escribiendo como los dioses. Convertía su dolor en aventura. Así que en ese candente instante en que una de las chicas Lange dijo “este sí, este no”, nosotros tuvimos al Borges que nos rompió la cabeza”.


EL HOGAR DE LAS HERMANAS LANGE


Visitar la casa de la familia Lange en la década del veinte debía ser como ir hace unos años al hogar de las hermanas Attías. Las Lange eran cinco hermanas y un hermano, con sus correspondientes amigas. Salvando las distancias, Borges y sus amigos se debían sentir como los pibes del film de Sofía Coppola al entrar por primera vez al recinto sagrado donde vivían las "vírgenes suicidas".


En ese ambiente, allá por 1921, Borges conoció a Concepción Guerrero, a quien describió como una “muy admirable niña de dieciséis años, sangre andaluza, ojazos negros y una grata y apacible serenidad, con mar de fondo de ternura”. Era hija de inmigrantes andaluces que vivían en un “barrio de arrabal”.


Su amor fue correspondido, aunque mantuvo su romance en secreto porque la madre era bastante desconfiada hacia las jóvenes que no fueran hijas de "familias bien". Tanto su madre como su padre, con métodos diferentes, ayudaron para que Jorge Luis tuviera pocos festejos carnales (para que no la pusiera nunca, bah).


“Tú/que ayer sólo eras toda la hermosura/ eres también todo el amor, ahora”, fue inspirado por Concepción.

Al tiempo que la relación con la morocha andaluza se fue extinguiendo, se incrementó el interés de Jorgito por la vida y obra de Norah Lange, la hermosura de herencia escandinava y cabellera roja. Norah era, para el autor de Ficciones, una especie de Deborah Ann Woll, la chica que hacía de Jessica Hamby en la serie de vampiros True Blood.


Tal parece que Norah tenía embobados a varios poetas y artistas de mediados de 1920. Como Marianne Faithfull, como Lou Salomé, como Gala, fue una de esas raras mujeres que por su mezcla de misterio, belleza e inteligencia, ofician de musas inspiradoras.

"Siento el pavor de la belleza: ¿quién se atreverá a condenarme si esta gran luna de mi soledad me perdona?"


Esas líneas de Borges no fueron suficientes, Norah elegiría a otro hombre.

Bonus track: algunas opiniones de Borges sobre Oliverio Girondo, sacadas del libro Borges, de Adolfo Bioy Casares, que ustedes deben leer sí o sí si no quieren que al encontrarnos frente a frente yo los tenga que andar cagando a trompadas:


Borges mira dormir a mi hija Marta (de cuatro meses y medio) y comenta: “Su actividad mental será superior a la de Oliverio Girondo, a la de Aristóteles”. (Martes 30 de noviembre de 1954)

Hablamos de Gómez de la Serna, de lo olvidado que está; más aún que Capdevila, más que nadie. Decimos que ha escrito páginas y hasta libros hermosos. Recuerdo biografías. Borges: “Siempre he leído con emoción el prólogo a las páginas escogidas de Silverio Lanza. Ramón ha de estar entre los mejores escritores españoles de este siglo. Con qué desprecio verá a su amigo Oliverio Girondo. En un rato él puede escribir -él ha escrito- toda la obra de Girondo”. (Lunes 17 de setiembre de 1956)


Daban una comida a Norah Lange, por su último libro. Silvina dice: “Debemos mandarle un telegrama”. “¿Por qué?”, pregunta Borges. Yo digo que no sé cuál es peor escritor, Norah u Oliverio. Borges: “Han hecho mucho mal”. Habla de borracheras ejemplares. (Sábado 10 de noviembre de 1957)


“Mansilla tenía fama de ocurrente. El mismo Oliverio aspira a esa fama, sólo que no se le ocurre nada, salvo plagiar a los demás, diez años después” (Sábado 20 de julio de 1957)


Hablamos de Oliverio Girondo, que según dicen está muy enfermo. Borges: “Su obra no es nada. A Oliverio le gustaba el lado farrista de la literatura francesa. Su autor preferido era Jarry”. Bioy: “No hace mucho, el Negro Zorraquín Becú lo ponderó por la obra y la conducta”. Borges: “¿Conducta? Fue un peronista inmundo”. Bioy: “En tiempos de la guerra estaba en contra de Inglaterra. Con Norah Lange se alegraba del bombardeo de Holanda, de la conquista de Noruega por los nazis. Es amigo de comunistas, de nacionalistas”. Borges: “Cuando le dieron la paliza a Waldo Frank , censuró a los extranjeros que se permitían hablar de la Argentina. ¿Qué me decís del gran revolucionario, del iconoclasta, que se ofende porque un norteamericano -es claro, un yanki, especie aborrecida- se permite hablar de nosotros?”. (Viernes 30 de noviembre de 1962)


Borges: “Estoy pensando que tal vez Oliverio Girondo no haya escrito nunca una línea memorable. Molinari ha de haber escrito más de una; no las recuerdo, pero las hade haber escrito... Nada comparable a Yo y la rosa esperamos, verso alemán que uno admira sin necesidad de entender. Probablemente el contexto lo arruinará”. (Domingo 18 de agosto de 1963)


En Mar del Plata. Me entero de que ha muerto Oliverio Girondo. Borges, que lo conocía mejor que yo, lo menospreciaba. Para él era la personificación de muchas cosas desagradables: un escritor que ignoraba su oficio, a cuyas obras un español informado suministraba puntuación; un escritor por decisión, no por Minerva o musa; un fanfarrón; un fiestero; un borracho; un ciudadano de tendencias políticas erróneas, partidario de los nazis en la guerra, y a quien el peronismo no pareció molestarle. Norah Lange, la mujer de Girondo, alcoholizada y colérica, me vio con malos ojos, como la influencia que apartó a Borges de su casa. Nada más injusto: yo carecía de opinión sobre ellos. No aplaudí su nazismo: nada más. El de la opinión y el desprecio era Borges. Cuando Bustos Domecq escribió contra la revista Letra y Línea, cuyo mecenas era Girondo, de Bustos, no de Domecq, vino el impulso.


Los otros días apareció en Primera Plana una nota sobre Crónicas de Bustos Domecq. Además de la idea general -que estamos viejos, vale decir chochos-, afirma que uno de los personajes absurdos allí descritos puede ser Oliverio Girondo. Esto es falso: en ningún momento pensamos en Oliverio cuando inventamos nuestros cuentos. No somos personas tan desprovistas de caridad como para satirizar a un enfermo que se debate con la muerte. (Miércoles 25 de enero de 1967)


Afirma que la gente se acuerda de Gómez de la Serna, lo que me parece dudoso. Borges: “Las greguerías eran una suerte de pensamiento insólito e inútil, que, como diría Goethe, no servía para seguir pensando”. Agrega: “Oliverio Girondo, a lo largo de una vida de relativa aplicación, apenas logró producir tres o cuatro greguerías mediocres. Tiene razón Anderson Imbert cuando lo llama 'Peter Pan de nuestras letras', porque nunca creció”. (Viernes 1º de noviembre de 1968)


Borges: “Cuando Oliverio publicó un libro con el título Veinte poemas para ser leídos en el tranvía nos sorprendió mucho. Nos preguntamos: ¿por qué sale con esa españolada? En Buenos Aires decíamos tranway; los malevos, trambay”. Bioy: “Mi amigo Joaquín, el portero de la casa de mis padres, decía tramba”. Borges: “Los españoles decían tranvía, como finalmente decimos todos ahora. Después nos acordamos de que Oliverio tenía un individuo que le corregía lo que escribía: le ponía comas, le suprimía galicismos. Sin duda sería un español”. Bioy: “Y el poeta, como no estaba para pavadas y no tenía ningún oído para las palabras, aceptó encantado”. (Lunes 18 de noviembre de 1968)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario