lunes, 20 de enero de 2014

LOS JAPONESES SON VAGOS

En 1915, el gobierno japonés contrató a un consultor económico australiano, quien luego de recorrer fábricas a lo largo del país, sentenció: 

"Mi impresión con respecto a su mano de obra barata se desilusionó enseguida cuando vi trabajar a su gente. No hay duda de que se les paga poco, pero su rendimiento es igualmente bajo; ver trabajar a sus hombres me hizo pensar que son ustedes una raza muy acomodadiza y conformista que reconoce que el tiempo no es un objetivo. Cuando hablé con algunos gerentes me informaron que era imposible cambiar los hábitos del legado nacional".

La cita pertenece al libro Mitomanías argentinas, de Alejandro Grimson, y figura en el libro de Chang, Ha-Joon, ¿Qué fue del buen samaritano? Naciones ricas, políticas pobres (2009).

La copié para contradecir -o por lo menos matizar- cierto prejuicio provinciano que afirma que los argentinos son vagos, ineptos e incapaces a comparación de otras sociedades trabajadoras y organizadas, como por ejemplo la japonesa.

No se trata de un juicio aislado: durante un viaje a Asia, allá por 1911, la dirigente socialista inglesa Beatrice Webb opinó que los japoneses tenían "conceptos inaceptables del ocio y una independencia personal inaceptable". Su juicio de los coreanos no fue mucho mejor, al punto que los describió como "doce millones de salvajes sucios, degradados, huraños, perezosos e irreligiosos que andan de aquí para allá vestidos con ropa blanca sucia y de la peor calidad".

No me interesa establecer una moraleja, sino simplemente complejizar un poco la realidad, para ayudar a que salgamos de la "mitolandia" habitual.

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