sábado, 7 de mayo de 2016

¡EN NOMBRE DE DIOS, USTEDES SON LA REALIDAD Y NOSOTROS LA FANTASÍA! ¡APAGUEN LA TELEVISIÓN!


El presentador anuncia al “profeta furioso de la televisión, Howard Beale”:


“Edward George Ruddy ha muerto hoy. Edward George Ruddy era el presidente del consejo de Union Broadcasting Systems y ha muerto a las once de esta mañana de una afección del corazón. Y pobres de nosotros lo que se nos viene encima. Y bien… ha muerto un canoso ricachón. ¿Qué tiene que ver con nosotros? ¿Por qué es una desgracia? ¡Porque hay 62 millones de americanos escuchándome en estos momentos! ¡Porque menos del 3% de ustedes leen libros!¡Porque menos del 15% de ustedes leen los periódicos! ¡Porque la única realidad que conocen es la que ven en la TV! ¡Ahora mismo existe toda una generación que no sabe nada más que lo que ve en la televisión! ¡La televisión es el Evangelio, la revelación suprema! ¡La televisión puede crear o destruir presidentes, papas y primeros ministros!¡Es la fuerza más formidable de este mundo ateo! ¡Pobres de nosotros si cae en las manos equivocadas! ¡Por eso es una desgracia que haya muerto Edward George Ruddy!  ¡Porque esta compañía está ahora en manos de la CCA, la Corporación de Comunicaciones de Estados Unidos! El consejo ha presentado a un nuevo presidente, Frank Hackett, en el despacho del Sr. Ruddy. ¡Cuando la 12va compañía más grande del mundo controla la fuerza propagandística más formidable de este mundo ateo, quién sabe cuánta mierda se venderá como verdad en esta cadena! ¡Así que escuchen! ¡Escúchenme! ¡La televisión no es la verdad! ¡La televisión es un parque de atracciones! ¡La televisión es un circo, un carnaval, una compañía de acróbatas, cuentacuentos, bailarines, malabaristas, monstruos de feria, domadores de leones y jugadores de fútbol! ¡Es el negocio del pasatiempo! ¡Si quieren la verdad, acudan a Dios, o a sus gurúes, o a ustedes mismos! ¡Ese es el único sitio donde encontrarán la auténtica verdad! ¡Nosotros nunca les contaremos la verdad! ¡Les contaremos lo que quieran oír! ¡Mentimos como demonios! ¡Les contaremos que Kojak siempre atrapa al asesino, que nadie enferma de cáncer en la case de Archie Bunker! Por muy comprometida que sea la situación del héroe, al cabo de una hora saldrá vencedor. ¡Les contaremos lo que quieren oír! ¡Traficamos con fantasías! ¡Nada es real! ¡Ustedes, ahí sentados, día tras día, noche tras noche, de todas las edades, colores y credos, empezarán a creer todas las fantasías que les contamos… a creer que la televisión es la realidad y que sus vidas no son reales! ¡Hacen lo que dice la televisión! ¡Se visten y comen como en la tele, crian a sus hijos igual, piensan como en la tele! Es una locura masiva, ¡maníacos! ¡En nombre de Dios, ustedes son la realidad y nosotros la fantasía! ¡Así que apaguen la televisión! ¡Apágenla ahora mismo! ¡Apágenla y no vuelvan a encenderla! ¡Apágenla antes de que termine esta frase! ¡Apágenla!”


El tipo se desmaya y la gente aplaude, llena de excitación.

Escena de Network (1976), titulada en la Argentina como "Poder que mata". Para quienes tengan Netflix, le informo que está en el menú.

3 comentarios:

  1. De manera recurrente tiendo a citar este fragmento de David Foster Wallace, y me parece que se complementa muy bien con el discurso demasiado "unidimensional" que aparece en Network:

    "Tuve un profesor que me gustaba que solía decir que la tarea de la mejor narrativa era relajar al inquieto e inquietar al relajado. Creo que gran parte del propósito de la ficción seria es la proporcionar al lector, quien como todos nosotros es una especie de náufrago en su propio cráneo, un acceso imaginativo a otros yos. Dado que sufrir forma parte ineludible de tener un yo humano, los humanos se acercan al arte en alguna medida para experimentar el sufrimiento, necesariamente como experiencia vicaria, más bien como una especie de generalización del sufrimiento. ¿Me explico? En el mundo real, todos sufrimos en soledad; la empatía verdadera es imposible. Pero si una obra de ficción nos permite de forma imaginaria indentificarnos con el dolor de los personajes, entonces también podríamos concebir que otros se identificaran con el nuestro. Esto es reconfortante, liberador; hace que nos sintamos menos solos. Podría ser así de simple. Sin embargo observamos que la televisión y el cine popular y la mayoría de los tipos de "baja" cultura -lo cual simplemente quiere decir arte cuyo objetivo fundamental es ganar dinero- son lucrativos precisamente porque asumen que el público prefiere placer al 100 por 100 a una realidad que suele componerse de un 49 por ciento de placer y un 51 por ciento de dolor. En tanto que el arte "serio", que no se dirige principalmente a sacarte el dinero, tiende a hacer que te sientas incómodo, o te empuja a esforzarte para acceder a su disfrute, del mismo modo que en la vida real el placer es consecuencia del esfuerzo y de la incomodidad. Por tanto es difícil que el público, especialmente el joven que ha sido educado para esperar que el arte sea 100 por cien placentero y para recibir ese placer sin esfuerzo, lea y aprecie la narrativa seria. Eso no es bueno. El problema no es que el lector de hoy sea tonto, no lo creo. Simplemente se trata de que la televisión y la cultura comercial le han enseñado a ser una especie de vago e infantil en lo que respecta a sus expectativas. Esto hace que intentar llamar la atención de los lectores de hoy implique una dificultar imaginativa e intelectual sin precedentes".(David Foster Wallace)

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