domingo, 9 de noviembre de 2014

LA IDEOLOGÍA, LA EFICIENCIA Y LA EFICACIA



Sabemos por Séneca que nunca soplan vientos favorables para un barco, o un adolescente, que no sabe a dónde carajo quiere ir. ¿Cuál es el rumbo en política? Digamos que está determinado, en buena medida, por cierta ideología. ¿Y qué es la ideología? Para no complicar la exposición, diremos que se trata de una cosmovisión, de un conjunto de ideas acerca de cómo es y de cómo debe ser el mundo. Eso por un lado. Por otro lado, diremos que, aunque a veces sean conceptos presentados como sinónimos, la eficacia y la eficiencia deben  distinguirse, ya que mientras la eficiencia se interesa por los recursos, a la eficacia le preocupan los resultados.

El Estado, y más en un contexto tan desigual como el nuestro, debe preocuparse más por la eficacia que por la eficiencia, de modo tal que es preferible vacunar al total de la población gastando el 100% de un determinado recurso, que vacunar al  75% gastando la mitad. Dicho esto, resulta una obviedad decir que ambos conceptos deben tratar de conciliarse.

Refiriéndose a la gestión de Mauricio Macri, Alejandro Rozitchner escribió:

"Coincido con Macri que la gestión pública tiene que ser abordada con un criterio de gestión (la búsqueda efectiva de bienestar y crecimiento) y no con el criterio de la ideología (la lucha contra los opresores y el rechazo de la supuesta barbarie capitalista). Podríamos también decirlo de otra manera: la mejor ideología es la eficacia en la gestión".

Dejemos a un lado la petición de principio, a mi juicio errónea, que sugiere que la gestión de Macri es eficaz: clickear acá. Atendamos a la respuesta que en su momento dio el Criador de Gorilas en su blog, que me parece iluminadora:

Si el objetivo de Pol Pot era exterminar a un cuarto de la población camboyana, bueno, no cabe más que elogiar la eficacia de su gestión. En casos así, la eficacia no parece un atributo muy positivo... Por eso, además de preguntarse si es capaz de alcanzarlos, hay que preguntarse qué objetivos se propone alguien que se postula a un cargo. Y aquí hay una objeción más de fondo. Los criterios de evaluación del éxito de una política dependen de una ideología, de una visión del mundo (no toda ideología es, como cree el tonto este, la "lucha contra los opresores"; ideología es una visión de cómo es y de cómo debería ser el mundo). Ser eficaz en construir 10.000 casas con fondos públicos puede ser excelente para cierta visión del mundo, y pésimo para otra (ej., propulsores de un Estado mínimo). No se puede evaluar si una gestión es buena o mala con prescindencia de parámetros ideológicos. "Ideología", la palabra que los macristas repiten que ha muerto (aunque Gaby Michetti parece contradecirse, cuando dice que "izquierda y derecha caducaron", y al rato dice que "todavía en Argentina no tenemos un sistema de partidos con centroizquierda y centroderecha"; o bien "caducaron" o bien "todavía" no llegamos a ello), no es más que eso: cosmovisión.

Y vamos a pegarle un palo más a Rozitchner, que quizás suene exagerado. Para el Criador, la visión del tipo peca de unanimismo: cree que se puede gestionar "bien", a secas, como si no hubiera diferentes intereses en la sociedad, o como si incluso todos los "bienes" del mundo fueran mutuamente compatibles. Y no es así. La libertad y la igualdad, el crecimiento y la distribución, la justicia y la paz social, etc., están muchas veces enfrentados. Y no hay gestión "eficaz" para conseguir todo eso junto. Hay elecciones políticas, ideológicas, sobre cuáles de esos bienes priorizar. Por eso la política no es técnica. La eficacia, en todo caso, es posterior a la decisión sobre qué objetivo buscar. Y la idea unanimista, de que se puede hacer todo el bien a todo el mundo, fue siempre el germen de los peores totalitarismos. Reemplazar "el gobierno sobre los hombres" por la (tecnocrática, eficientista, teóricamente a-ideológica) "administración sobre las cosas" (como querían Saint Simon y Marx) no trajo resultados que al Criador le gusten demasiado. Al respecto, le recomendamos a Rozitchner más Todorov y menos Osho.


Los restantes argumentos del tipo son variaciones sobre lo mismo (Macri se rodea de gente "joven, fresca y bienintencionada", cosas así) o ya directamente disparatados ("quiero que Macri supere a su padre"). Suerte que Macri no es hijo de Pol Pot entonces...

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