Sabemos por Séneca que nunca soplan vientos
favorables para un barco, o un adolescente, que no sabe a dónde carajo quiere
ir. ¿Cuál es el rumbo en política? Digamos que está determinado, en buena
medida, por cierta ideología. ¿Y qué es la ideología? Para no complicar la
exposición, diremos que se trata de una cosmovisión, de un conjunto de ideas acerca
de cómo es y de cómo debe ser el mundo. Eso por un lado. Por otro lado, diremos
que, aunque a veces sean conceptos presentados como sinónimos, la eficacia y la
eficiencia deben distinguirse, ya que
mientras la eficiencia se interesa por los recursos, a la eficacia le preocupan
los resultados.
El Estado, y más en un contexto tan desigual
como el nuestro, debe preocuparse más por la eficacia que por la eficiencia, de
modo tal que es preferible vacunar al total de la población gastando el 100% de
un determinado recurso, que vacunar al 75% gastando la mitad. Dicho esto, resulta una
obviedad decir que ambos conceptos deben tratar de conciliarse.
Refiriéndose a la gestión de Mauricio Macri, Alejandro Rozitchner escribió:
"Coincido con Macri que la gestión pública
tiene que ser abordada con un criterio de gestión (la búsqueda efectiva de
bienestar y crecimiento) y no con el criterio de la ideología (la lucha contra
los opresores y el rechazo de la supuesta barbarie capitalista). Podríamos
también decirlo de otra manera: la mejor ideología es la eficacia en la
gestión".
Dejemos a un lado la petición de principio, a mi
juicio errónea, que sugiere que la gestión de Macri es eficaz: clickear acá. Atendamos
a la respuesta que en su momento dio el Criador de Gorilas en su blog, que me parece iluminadora:
Si el objetivo de Pol Pot era exterminar a un
cuarto de la población camboyana, bueno, no cabe más que elogiar la eficacia de
su gestión. En casos así, la eficacia no parece un atributo muy positivo... Por
eso, además de preguntarse si es capaz de alcanzarlos, hay que preguntarse qué
objetivos se propone alguien que se postula a un cargo. Y aquí hay una objeción
más de fondo. Los criterios de evaluación del éxito de una política dependen de
una ideología, de una visión del mundo (no toda ideología es, como cree el
tonto este, la "lucha contra los opresores"; ideología es una visión
de cómo es y de cómo debería ser el mundo). Ser eficaz en construir 10.000
casas con fondos públicos puede ser excelente para cierta visión del mundo, y
pésimo para otra (ej., propulsores de un Estado mínimo). No se puede evaluar si
una gestión es buena o mala con prescindencia de parámetros ideológicos.
"Ideología", la palabra que los macristas repiten que ha muerto
(aunque Gaby Michetti parece contradecirse, cuando dice que "izquierda y
derecha caducaron", y al rato dice que "todavía en Argentina no
tenemos un sistema de partidos con centroizquierda y centroderecha"; o
bien "caducaron" o bien "todavía" no llegamos a ello), no
es más que eso: cosmovisión.
Y vamos a pegarle un palo más a Rozitchner, que
quizás suene exagerado. Para el Criador, la visión del tipo peca de unanimismo:
cree que se puede gestionar "bien", a secas, como si no hubiera
diferentes intereses en la sociedad, o como si incluso todos los
"bienes" del mundo fueran mutuamente compatibles. Y no es así. La
libertad y la igualdad, el crecimiento y la distribución, la justicia y la paz
social, etc., están muchas veces enfrentados. Y no hay gestión
"eficaz" para conseguir todo eso junto. Hay elecciones políticas,
ideológicas, sobre cuáles de esos bienes priorizar. Por eso la política no es
técnica. La eficacia, en todo caso, es posterior a la decisión sobre qué
objetivo buscar. Y la idea unanimista, de que se puede hacer todo el bien a
todo el mundo, fue siempre el germen de los peores totalitarismos. Reemplazar
"el gobierno sobre los hombres" por la (tecnocrática, eficientista,
teóricamente a-ideológica) "administración sobre las cosas" (como
querían Saint Simon y Marx) no trajo resultados que al Criador le gusten
demasiado. Al respecto, le recomendamos a Rozitchner más Todorov y menos Osho.
Los restantes argumentos del tipo son
variaciones sobre lo mismo (Macri se rodea de gente "joven, fresca y
bienintencionada", cosas así) o ya directamente disparatados ("quiero
que Macri supere a su padre"). Suerte que Macri no es hijo de Pol Pot
entonces...
:)
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